Según los investigadores de la obesidad, la tasa de obesidad en Estados Unidos se ha duplicado con creces en los niños de edad preescolar y en los adolescentes y se ha triplicado con creces en los niños de 6 a 11 años en los últimos 30 años. Los niños obesos corren un mayor riesgo de padecer problemas de salud como la diabetes y las enfermedades cardíacas, y a menudo arrastran estos problemas hasta la edad adulta.
Entonces, ¿cómo pueden los padres ayudar a los niños, y a toda la familia, a comer de forma más saludable, tanto en casa como fuera de ella?
¿Cuántas veces te has ido a dormir por la noche, jurando que irías al gimnasio por la mañana, y luego has cambiado de opinión sólo ocho horas después porque cuando te levantas no tienes ganas de hacer ejercicio?
Aunque esto nos puede pasar a todos, no significa que debamos dejar de hacer ejercicio. Lo que la gente debe saber es que mantenerse activo y comer bien es fundamental para la salud y el bienestar a largo plazo, y que una onza de prevención vale más que una libra de cura.