Doña Irene piensa casar a su hija con don Diego, un rico solterón, pero el pretendiente tiene un sobrino -Carlos-, del que Paquita se enamora desbaratando los planes de su madre.
La obra -que fue el mayor éxito teatral de su tiempo- reivindica el derecho a casarse por amor en lugar de por conveniencia, como todavía era frecuente a comienzos del siglo XIX.
Ataca las costumbres e hipocresías de la época y critica la educación recibida por las mujeres.