Celebrado por el notable desarrollo del pensamiento y de las artes, el Siglo de las Luces fue un período de creciente control social orientado a hacer más dóciles a los sectores populares. Conformado por una población numerosa, inestable, precaria y extremadamente pobre, el "pequeño pueblo" provocaba en la corte y en su policía el temor de insurrecciones permanentes. De allí la existencia de extraordinarios archivos que recogen los casos judiciales de delitos minúsculos y permiten comprender, a través del registro de los interrogatorios, las denuncias y las informaciones, no sólo cómo vivía el pueblo sino también cómo pensaba y cómo juzgaba la vida política.