Edición en un solo volumen que reúne todos los poemas de Mario Benedetti publicados entre 1950 y 2001, testimonios de la propia existencia del autor, engendrados con la sencillez y claridad que tanto le caracterizan.
Amar, luchar, trabajar, morir, todo es motivo de poesía para Mario Benedetti. Cada pequeña situación del vivir cotidiano merece una canción, una celebración a la constante sorpresa de existir. Para él, la poesía no tiene sentido si no se comparte, si no se reproduce, si no fecunda.
Como es habitual en las recopilaciones de la poesía de Benedetti, cada volumen se abre con la producción más reciente y concluye con la más antigua, quizá con la secreta esperanza de que el lector, al tener acceso a su obra por la puerta más nueva y más cercana, se vea luego tentado a ir abriendo otras puertas, «a beneficio de inventario».
Inventario 1 integra todos los poemas publicados en libro entre 1950 y 1985: Sólo mientras tanto (1950), Poemas de la oficina (1956), Poemas del hoyporhoy (1961), Noción de patria (1963), Próximo prójimo (1965), Contra los puentes levadizos(1966), A ras de sueño (1967), Quemar las naves (1969), Letras de emergencia (1973), Poemas de otros (1974), La casa y el ladrillo (1977), Cotidianas (1979), Viento del exilio (1981) y Geografías (1984).
Inventario 2 reúne todos los poemas publicados en libro entre 1986 y 1991: Preguntas al azar (1986), Yesterday y mañana (1988), Despistes y franquezas (1990) y Las soledades de Babel (1991).
Inventario 3 contiene todos los poemas publicados en libro entre 1995 y 2001: El olvido está lleno de memoria (1995), La vida ese paréntesis (1998), Rincón de Haikus (1999) y El mundo que respiro (2001).
Miguel García-Posada dijo sobre Benedetti...
«Tenía Benedetti el instinto de la palabra creadora, la capacidad de pellizcar el alma que solo poseen los poetas mayores.»
«Benedetti era, aunque algunos se escandalicen, un machadiano del verso, que sabía que la poesía se produce en el tiempo o está abocada a la nada.»
«Benedetti, hay que afirmarlo de entrada, y sus versos tenían, tienen, la garra de los genuinos poetas populares.»