Si el mundo es, en gran medida, de naturaleza mental, no debería obviarse su influencia en los métodos y procedimientos para percibirlo y medirlo. Y, si hay una acción transformativa directa (de naturaleza óptico-mental, o fenomenológica por la intervención de la tensión) entre la vivencia perceptiva física y la formación de la representación mental de lo visualizado, urgía la necesidad de plantear una investigación tendente a averiguar hasta qué punto influye lo visual en lo perceptivo, como acto físico de aprehensión del percepto. Es decir, que partes de la acción de reconocer una forma externa a nosotros influye más en la formación del percepto, y si es posible cuantificar geométricamente esta influencia, elaborar una geometría capaz de mediarlo.