En Hormigón (1982) se dan cita y se entrelazan algunas de los motivos más característicos de Thomas Bernhard (1931-1989), como son la presencia de la música -en este caso encarnada en la figura de Felix Mendelssohn-, la de un trabajo vital acometido mas siempre postergado, las relaciones perversas entre los seres humanos, y la muerte, enmascarada pero omnipresente. Embarcado en un trabajo sobre el compositor alemán, Rudolf, el narrador y protagonista de la novela, rompe con su hermana y escapa a Palma de Mallorca, donde le aguarda su definitiva cita con la soledad y la locura.
Traducción de Miguel Sáenz