Suele decirse que la verdad siempre triunfa, pero se sabe bien que no es así. Sin embargo, es cierto que la verdad tiene un solo modo de ser tal, mientras que, por el contrario, la mentira es susceptible de una infinidad de combinaciones. Esta nunca es igual a sí misma: inunda, desborda, se multiplica en cientos de figuras diferentes, se insinúa –como se vuelve cada vez más evidente– en todos los mecanismos de la sociedad. Disponible en sus múltiples formas, incluso las más insólitas, la mentira encuentra constantes confirmaciones de su amplísima difusión. Imaginando que en el mundo domine la mentira, las insidias que a diario acosan a la verdad –en el discurso público, en la política, en la propia capacidad de razonar con honestidad– emanan de ella con una fuerza que tiende a sacudir las bases de la convivencia civil. Franca D’Agostini articula un magistral análisis de sus entresijos con ese afilado y certero instrumento que es la lógica, explicando cómo se origina, en qué formas se presenta y cómo puede ser reconocida. Su libro dice algunas verdades esenciales acerca de la mentira, y lo hace con una lucidez y una nitidez ejemplares.