En la diferenciación "analíticos" y "continentales" se encuentran en juego dos modos diferentes de concebir la praxis filosófica: una "filosofía científica", fundada sobre la lógica, sobre los resultados de las ciencias naturales y exactas, y una filosofía de orientación "humanista", que considera determinante la historia y piensa la lógica como "arte del logos" o "disciplina del concepto", más que como cálculo o computación. Entendida de esta manera, la antítesis entre analíticos y continentales reproduce en el interior de la filosofía la antítesis entre cultura científica y cultura humanística, una turbulencia interior de la cual la filosofía no se ha podido nunca liberar del todo.