¿Y si además de alzar la voz paramos la oreja? ¿Y si corremos la percepción de que la potencia política está en la voz y nos entregamos a la potencia política de la escucha?
"En medio de esta ola de aturdimiento, provocaciones y aceleración, que se sostiene en nuevos silenciamientos y cristaliza nuevas formas de lo indecible y lo inescuchable, nadie como Gabriel Giorgi para reconocer cómo el ejercicio crítico de la escucha puede alimentar y transformar las luchas del presente. Para desentramar los modos en que trabaja la lengua pública y buscar fugas en los subsuelos de la lengua. Para poner el oído en el día a día de la calle y en el tiempo a tiempo de la literatura. Literatura, no como un lugar donde escribimos lo que escuchamos, sino donde aprendemos a escuchar.
Parar la oreja para activar otras resonancias, para batallar por nuestra atención, para reconocer otras temporalidades, para inventar otros tiempos" (Dani Zelko).