Detrás de cada dolor cotidiano, se oculta el peso de la existencia.
"Diez pacientes se volvieron hacia la psicoterapia, y en el curso de sus sesiones se debatieron con el dolor de la existencia. Ésta no era la razón por la cual acudieron a mí en busca de ayuda; por el contrario, los diez padecían de los problemas comunes de la vida cotidiana: soledad, autodesprecio, impotencia, migrañas, compulsividad sexual, obesidad, hipertensión, pena, un amor obsesivo que los consumía, estados cambiantes de ánimo, depresión. Y, sin embargo (un sin embargo que se desarrolla de forma distinta en cada historia), la terapia sacó a la superficie las raíces profundas de estos problemas diarios, raíces que se remontaban al lecho de roca de la existencia.
Aunque en estos relatos de psicoterapia abundan las palabras paciente y terapeuta, no se deje confundir el lector con estos términos: éstos son relatos referidos a todos los hombres y a todas las mujeres. La calidad de paciente es ubicua. La asignación de tal etiqueta es en gran parte arbitraria y con frecuencia depende más de factores culturales, educacionales y económicos que de la severidad de la patología." Irvin D. Yalom