Jürgen Molmann y Leonardo Boff son seguramente dos de los teólogos vivos más importantes del cristianismo y se cuentan entre los que han ejercido la más duradera influencia tanto dentro como fuera de la Iglesia.
La teología política del primero y la teología de la liberación del segundo tienen raíces comunes, y ambas son una reflexión crítica sobre las sociedades en las que se ha vuelto necesario ofrecer signos de vida en medio de los peligros de muerte.
En esta pequeña obra los dos teólogos se vuelven a encontrar para anunciar una vez más su pasión por la vida y las nuevas prioridades que se plantean al cristianismo contemporáneo: en vez de dominar la Tierra, la especie humana debe ser compañera de Dios en la recreación de la vida; el ser humano no es el centro del mundo sino parte integrante de la gran comunidad de la vida, y que la fe es un acontecimiento que irrumpe
en el corazón del creyente y debe tener implicaciones de amplitud cósmica.