A primera vista, Emily ofrecía un aspecto recatado y remilgado, pero a Giovanni Boselli le parecía una mujer sencillamente irresistible y no podía evitar comérsela con los ojos.
En cuanto a Emily, no podía creerse lo que le estaba pasando. Había ido a Roma por trabajo y lo último que se esperaba era que un italiano de arrebatadora sonrisa y ojos oscuros intentara seducirla. Pero su asombro sería aún mayor al descubrir que su admirador no era un hombre cualquiera, sino el célebre heredero del imperio Boselli…