¡La actitud exageradamente fría de su secretaria fue todo un reto para él!
Cuando Sabrina Gold se ofreció como secretaria del encantador y famoso escritor Alexander McDonald, no esperaba sentirse tan atraída hacia su nuevo jefe. A pesar de ello, decidida a no perder su profesionalidad, se concentró en no dejar que nada la distrajera de sus tareas... Él se había jurado no mezclar nunca los negocios y el placer, ¡pero las largas jornadas de trabajo con Sabrina, hasta altas horas de la noche, le impulsaron a romper sus propias reglas!