Jayne Nelson creía que iba a tener que convertirse en la mujer perfecta si quería atrapar a Garret James, un atractivo modelo retirado que había decidido dedicarse a los negocios. Estaba convencida de que la única manera de hacer que se fijara en ella era parecerse todo lo que fuera posible a una modelo... Y este empeño, considerando que Jayne era de baja estatura y algo regordeta, le estaba resultando bastante difícil.
Lo peor era que no sabía que Garret estaba cansado de las mujeres que solo parecían interesadas en cuidar su aspecto físico y que él prefería a la Jayne de siempre.