"El calor hacía que mi cuerpo se sintiera más pesado, purificándolo y dilatándolo de un modo sumamente agradable. Entre ensoñaciones, visualicé el agua fría de la piscina, me tumbé boca arriba y miré a través de la puerta de cristal de la sauna. No había nadie. Pensé en la buceadora y en las olas que creaba al surcar las aguas. La imagen de aquellos movimientos ondulantes de arriba a abajo hizo que mi sexo se fuese humedeciendo, y noté cómo se me aceleraba la respiración una vez más."-