EL sol iba a desaparecer detrás de las colinas que limitaban el horizonte hacia el oeste. El tiempo era hermoso. Por el lado opuesto, algunas nubecillas reflejaban los último s rayos, que no tardarían en extinguirse en las sombras del crepúsculo, de bastante duración en el grado 55 del hemisferio austral.
En el momento que el disco solar mostraba solamente su parte superior, un cañonazo resonó a bordo del “aviso” Santa Fe, y el pabellón de la República Argentina flameó.