Ser mujer conlleva hacer auténticos malabarismos: encargarse del cuidado del hogar, desarrollarse profesionalmente, ser esposa, madre, hija, hermana y amiga, involucrarse en la iglesia, mientras, al mismo tiempo, suplimos nuestras necesidades. Ser mujer implica tener raíces profundas en principios y creencias, a la vez que alas para volar en busca de una manera propia de expresarnos en el mundo.
Pero ser una mujer Virtuosa va mucho más allá de todo eso. Aunque puede parecer un ideal inalcanzable, para la mujer cuyo corazón anhela una relación íntima con Dios ser virtuosa es un resultado automático de pasar tiempo con él.
En las páginas de este libro, encontrarás 366 reflexiones que te ayudarán a empezar el día con el pie derecho: en la presencia de Dios, de quien deriva todo virtuosismo en nuestra vida. Porque solo una cosa es necesaria para la mujer cristiana: buscar a Dios lo primero en la mañana. Es ahí donde encontrarás el camino a una fe más sólida, a unas relaciones más significativas y a desarrollar las virtudes cristianas. Es así como llegarás a ser una mujer Virtuosa: valiosa, influyente, reflexiva, transformada, única, ocupada, sabia y auténtica.