Germán Vargas, uno de los sabios de Cien años de soledad y maestro de García Márquez, definió a Mujeres amadas como “tratado de erotismo burlesco trascendental”. Es una novela de amor, pero también de autoconocimiento. Un escritor persigue a una elusiva musa de empecinada castidad y le cuenta, a la manera de la Scherezada de Las mil y una noches, las historias (reales o inventadas) de sus pasados amores. La crítica en varios países fue entusiasta y llegó a clasificarla como “la gran novela de amor del siglo XX”. El protagonista se finge, actúa, escribe como Casanova, Sade, Miller y Lawrence y el resultado es que logra ser una especie de antihéroe del amor, vapuleado por las mujeres y por sus propias pasiones y debilidades. El autor ha sido clasificado por la crítica como “maestro del cuento erótico” y “el notario más fiel de la intimidad femenina”. Esta obra ha recibido incontables ediciones en varios países.