¿Es una parte importante de la población humana producto de una civilización alienígena antigua y avanzada? ¿Hemos sido, a lo largo de los milenios, modificados y refinados periódicamente como especie? En pocas palabras: ¿han manipulado nuestra constitución genética seres de otro mundo que consideran la civilización humana como un gran experimento de laboratorio?
Éstas son preguntas controvertidas y que dan que pensar. También son cuestiones que exigen respuestas: unas respuestas que muy bien podrían encontrarse estudiando a aquellas personas cuyo Rh sanguíneo es negativo.
La gran mayoría de la humanidad (entre el 85y el 90 por 100) tiene un Rh positivo, lo que significa que sus glóbulos rojos contienen un antígeno relacionado directamente con los monos Rhesus. Este antígeno recibe el nombre de factor Rh.
Todos y cada uno de los primates del planeta disponen de este antígeno excepto uno: el restante 10-15 por 100 de los humanos. Si la teoría de la evolución (que todos y cada uno de nosotros desciende de primates ancestrales) es válida, ¿no deberíamos tener todos un Rh positivo? Sí, deberíamos, pero no es así.
Los individuos con un Rh negativo son distintos al resto de nosotros. Son diferentes. Son las personas singulares cuyo linaje puede que tenga ni más ni menos que orígenes extraterrestres.