Tomás ve cosas que nadie más puede ver, y todo lo anota en El libro de todas las cosas. Cuando su vecina le pregunta qué quiere ser de grande, Tomás responde: “Feliz, quiero ser feliz”. Su papá –un hombre inflexible y religioso en extremo– le advierte: “Sólo los débiles son felices”. Pero Tomás cuenta con su vecina, que ama la música de Beethoven, y con Elisa, que tiene una pierna de madera, para ayudarle a descubrir que sólo puede ser feliz dejando de tener miedo.