Aunque se han escrito ríos de tinta sobre la historia y la filosofía del alcohol y otras drogas, nadie había ofrecido hasta ahora una respuesta completa y convincente a la pregunta básica detrás del fenómeno: ¿por qué los seres humanos han recurrido desde siempre a sustancias alteradoras de la conciencia?
Borrachos, un trabajo titánico de erudición interdisciplinar, trae una sorprendente respuesta a esta cuestión. A partir de la evidencia de la arqueología, la historia, la neurociencia cognitiva, la psicofarmacología, la psicología social, la literatura y la genética, el investigador Edward Slingerland demuestra que nuestro gusto por los intoxicantes químicos no es un error evolutivo, como a menudo se nos dice.
De hecho, la intoxicación ayuda a resolver una serie de desafíos característicos de los humanos: mejorar la creatividad, aliviar el estrés, generar confianza y conseguir el milagro de que los primates ferozmente tribales cooperen con extraños.
El lector castellanohablante por fin tiene a su alcance esta obra magna, una investigación que no sólo explica por qué queremos emborracharnos. Slingerland también muestra que, de vez en cuando, puede ser interesante agarrarse una buena cogorza…