Las dos primeras Meditaciones se refieren a los elementos más simples de la verdad religiosa, y están concebidas como introducción a las doctrinas más peculiares de la fe cristiana que se explican posteriormente. Se ruega al lector que las considere en este sentido.
El Autor podría asignar la petición de muchos amigos como razón para la publicación; pero considera que un Ministro cristiano da una razón suficiente, si, con algo del mismo espíritu, puede decir con el Apóstol Pedro: