Es el año 1997, en Inglaterra -los últimos tiempos del gobierno conservador de John Major y los primeros de internet-, y Honor Tait, una famosa periodista que fuera descrita en sus días de gloria y glamour como «alto cociente intelectual con escote bajo», testigo y cronista de acontecimientos históricos (entrevistó a Franco antes del Alzamiento y fue la única periodista presente en la apertura de las puertas de Buchenwald por los aliados), prepara la escena para recibir a una colega mucho más joven que viene a entrevistarla para la revista dominical The Monitor.
Honor, que tiene setenta y nueve años y sigue tan lúcida y feroz como siempre, quita cuadros, esconde fotografías y objetos, hace desaparecer todo aquello que pueda dar pistas sobre su larga y agitada vida pública y privada. Porque, entre otras muchas cosas, se dice de ella que fue la amiga-amante de Jean Cocteau en París, que se casó demasiadas veces, y que iba a las fiestas de Hollywood, cuando Hollywood era una fiesta, con Frank Sinatra o Elizabeth Taylor. Pero HonorTait sólo piensa hablar de su trabajo y de sus libros. No quiere caer en la misma trampa que su amigo Updike, «que fue pillado en calzoncillos».
La entrevistadora es Tamara Sim, veintisiete años, trabajadora free lance en la revista del corazón The Monitor, una hija del proletariado que no ha pisado la universidad pero compensa su ignorancia con ambición e ingenio, alimentados por una cierta desesperación. Necesita ganar más dinero, demostrar que puede ascender del periodismo de vísceras al más refinado de revista dominical, y está dispuesta a todo.
Y sobre los encuentros, desencuentros y malentendidos de estas dos mujeres de diferentes generaciones, clase social y educación, con una ética profesional y una visión del mundo también muy diferentes, se despliega esta espléndida «novela de periodistas», que va de la sátira a la intriga policiaca, de la comicidad a la desolación, y en la que el lector descubrirá que ni Honor es tan olímpica ni Tamara tan rastrera.