Cuando Alexander se siente triste o enojado, le dan ganas de mudarse a Australia. Pero, por lo general le gusta donde está. Así que cuando sus padres le dicen que la familia se va a mudar a mil millas, Alexander decide que él no va a ir. Nunca. Jamás. De ninguna manera. Ni hablar. N. O.
¿Cómo puede decirles adiós a su mejor amigo y a su niñera favorita y a la Tintorería Seymour? Prefiere quedarse a vivir en una casita en un árbol or quizá en una cueva. Y aunque Nick le dice cretino y Anthony le dice que es inmaduro, Alexander está decidido: “de ninguna manera—¿me oyen? —¡lo digo en serio!—me voy a mudar.”