Dijo el rey David: "Sirvan a Dios con alegría, vengan delante de Él con cánticos" (Salmos 100:2)La Torá nos ordena a servir a Dios con alegría y la misma Torá nos da las armas para tal misión. Con esas armas tenemos que prepararnos para vencer en la guerra interna contra nuestro mal instinto, que siempre trata de preocuparnos y deprimirnos, para así, interferir con nuestro servicio a Dios.