El magnate de los negocios Matthew Warner ya había roto el corazón de Samantha Thomas una vez, por lo que había decidido no permitirle que se volviera a acercar a ella. Pero lo que él le estaba proponiendo no era precisamente una boda, sino una relación más efímera…
Samantha sabía que debería rehusar, pero resultaba muy difícil negarle algo a Matthew. Además, era más madura que en aquella primera ocasión, por lo que podría arriesgarse a tener una relación sin ataduras con aquel atractivo playboy. Sin embargo, Samantha quebrantó dos reglas ímplicitas, pero fundamentales: se enamoró de Matt… y se quedó embarazada.