Pocos encuentros más poderosos y apasionantes que el de una novela de Marguerite Duras traducida por Alejandra Pizarnik. Eso solo ya vuelve incomparable a este libro. Pero mucho más si la obra en cuestión es La vida tranquila. Novela que es considerada como el texto en que Duras encontró su voz propia, su estilo inconfundible, hecho de violencia poética y de una mirada impasible sobre los acontecimientos, de una reflexión profunda sobre el amor y el desamor, de lazos que se rompen y secretos que se guardan para siempre.
La vida tranquila cuenta, o mejor dicho, rememora, el momento en que el hermano de la narradora se bate a duelo con su tío. A partir de esa incidencia se dispara una historia de amor, locura, incesto y muerte. Ambientada en un clima provincial, cargado de aburrimiento y soledad esencial, la aspiración de tener una vida tranquila aparece como un sueño lejano, inalcanzable.
Traducción de Alejandra Pizarnik.
Marguerite Duras nació en 1914 en Saigón, Indochina Francesa –actualmente Ciudad Ho Chi Minh, en Vietnam– y murió en París en 1996. Es reconocida como una de las más grandes escritoras del siglo XX. Entre sus más de treinta libros, se destacan El amante, Moderato Cantabile, El dolor y Un dique contra el Pacífico.