El tema de este libro es la crisis general que aquejó al período "moderno temprano" de la historia, crisis que no fue sólo política y económica, sino también social e intelectual, y que no se limitó a un solo país sino que se hizo sentir en toda Europa. Según el autor, la crisis que a mediados del siglo XVII se produjo en el gobierno, en la sociedad y en las ideas, tanto en la Europa continental como en Inglaterra, constituye el crisol de los sucesos revolucionarios de ese siglo.