Beto Ortiz hace gala de ese amplio registro que le permite moverse con la misma soltura, tanto en asuntos elevados como en los bajos fondos. Quizá por eso «Gopher Mambo» es la canción que más lo representa. Algunas voces humanas llegan a notas altas, pero desaparecen cuanto intentan sostener los graves. A otras les pasa lo contrario, solo pueden moverse en bajas frecuencias, pero fracasan cuando aspiran a las alturas. Muy pocas veces la humanidad produce mutaciones capaces de dominar los graves y los agudos extremos sin ningún esfuerzo. Yma Súmac era capaz de tragarse el piano completo, tanto por un lado como por el otro. Beto también.