Homenaje y recreación paródica de las mejores narraciones clásicas de la literatura de terror, suculentamente ilustradas.
Frankenstein tiene mucha hambre, pero ninguno de sus vecinos quiere compartir con él la comida y sólo le arrojan comestibles podridos para ahuyentarlo. Lo que ellos ignoran es que lo que para unos es fétida basura, para otros es una delicia.