¿Adoración en familia? ¿Tan importe es? La Asamblea General de la Iglesia de Escocia así lo creía. En 1647 publicó el Directorio del culto familiar el cual dice que “la Asamblea aún requiere de los ministros y ancianos gobernantes, y les insta a que hagan una diligente investigación en las congregaciones que tengan a su cargo, por si existe entre ellos alguna familia o familias que tengan por costumbre desatender este necesario deber; y si es hallada alguna familia, el cabeza de familia será, en privado, primeramente amonestado para corregir su falta; y, en caso de continuar en ella, ha de ser grave y tristemente reprobado por la sesión (de ancianos y ministros); después de la tal reprobación, si todavía es hallado descuidando el culto familiar, que sea, por su obstinación en tal ofensa, suspendido y privado de la Cena del Señor…” ¿Excomunión por no observar el culto familiar? Sea que coincidamos o no con esta disciplina tan severa, esta demuestra la gran importancia que las iglesias le daban a la adoración de Dios en la familia. Sabían que a lo largo de la historia de las iglesias de nuestro Señor, la adoración en familia ha sido el sostén principal de la prosperidad, salud y vitalidad del cristianismo. Nuestra oración ferviente es verla hoy restaurada en el pueblo de Dios.
Este Portavoz de la Gracia contiene más artículos que de costumbre, pero cada uno tiene su lugar. El Prefacio de la Confesión de Fe de 1677/1689 (conocida también como Segunda Confesión Bautista de Londres o simplemente la “1689”) llama enérgicamente a remediar el estado decadente del cristianismo de aquella época. Luego el puritano Oliver Heywood la declara como remedio para las iglesias y los hogares en decadencia. En dos artículos distintos, J.W. Alexander describe la naturaleza e historia de la adoración en familia y el rol importante del padre de familia en dirigirla. Tres artículos por el puritano Thomas Doolittle explican lo que Dios significa para la familia, la importancia de la Palabra de Dios y siete razones por las que la familia debe orar. El famoso historiador eclesiástico J.H. Merle D’Aubigne nos exhorta con cinco razones vitales para adorar a Dios en nuestros hogares. El puritano John Howe nos ayuda a comprender el papel de la mujer en la adoración familiar cuando el padre no está presente o no puede dirigirla. Dos artículos especialmente conmovedores por el misionero escocés John G. Paton demuestran la importancia vital de que los padres de familia dirijan a sus hogares en la adoración a Dios y el impacto extraordinario que lo tuvo no solo sobre él sino también sobre los caníbales entre los que trabajó en las islas del Pacífico Sur. Joel Beeke, nuestro único autor contemporáneo, da instrucciones verdaderamente excelentes para implementar la adoración a Dios en nuestras familias.
