El magnate Alejandro Salazar estaba dispuesto a aprovechar cualquier oportunidad de desvelar el delito que la familia Hargrove había cometido contra la suya, incluyendo aceptar hacerse pasar por un mozo de cuadra. Resuelto a conseguir su objetivo, no podía consentir que la bella heredera de los Hargrove lo distrajera.
La familia de ella debía pagar, pero Alejandro no pudo resistirse a la fiera pasión de la inocente Cecily. Y, cuando su única noche de dicha tuvo como consecuencia un inesperado embarazo, Alejandro decidió legitimar a su heredero y restablecer el honor de su familia regalando a Cecily un anillo de diamantes y pidiéndole que se casaran.