Lo que se ha aprendido a través de los años es que la manera más fácil de realizar un camino espiritual y nuestra purificación, es empezando por lo más sencillo, lo que está más a nuestro alcance, lo más cotidiano, la alimentación. Para un sufi, el acto de comer es un acto sagrado, tanto de dónde proviene cada alimento, como también de cómo se prepara, cómo se recibe y cómo se agradece. Es un momento solemne, en donde cada plato y cada bocado se bendice. El comer se transforma en un acto de constante recuerdo del Creador, que gracias a Su provisión sirve cada mesa. Es una verdadera meditación, un momento en donde nuestro cuerpo y nuestra alma se nutren de bendiciones y energía. También es un momento de reunión, en donde cada familia se encuentra y comparte. Un sufi es un hombre de familia, su mesa es abundante, abierta generosamente a recibir y acoger invitados. Como dice Hajja Naziha, hija mayor de Mawlana Sheij Nazim, un sufi reza bien, come bien y duerme bien. Es un libro que combina las buenas maneras (Adab) el agradecimiento, y recetas sencillas y variadas para aprovechar Todos los productos que Dios nos da para nuestra manutención.