Un grupo de amigos se da cuenta de que Sam vive con un monstruo al que no sabe cómo combatir, y juntos buscarán una estrategia para vencerlo al estilo de los videojuegos.
Bruno y Myriam -expertos cibernautas- se dan cuenta de que Sam se comporta medio raro porque vive atormentado por un monstruo, así que lo invitan a jugar a su casa.
Sam no confía en ellos; bueno, la verdad no confía en nadie: cree que la gente a su alrededor es peligrosa. Pero como no les late que esté tan solo y asustado, logran que acepte visitarlos una tarde. Entonces Sam descubre que no todas las casas son un desastre como la suya y que los adultos no son una amenaza por default.
La pandilla de ciberinvestigación usa los avatares de su juego en línea para ayudara Sam en la vida real. Gracias a su experiencia como gamers, saben que si unen fuerzas estratégicas todo es más fácil. Juntos se darán cuenta de que el miedo puede ser uno de los peores villanos si no luchas contra él.
Y, además, descubrirán que ser niño y ser hombre no es igual a enojarse como loco ni querer controlarlo todo como hacen los tiranos de los videojuegos. Ser un hombre valiente es algo muy distinto a lo que él pensaba.