Parece que hay una creencia, aunque nadie lo dice, que si hay una falta de dinero en la iglesia, entonces el problema debe ser la gente. A veces, y quizás frecuentemente, el problema es la gente. Sin embargo, las razones por la falta del dinero no se limitan a la gente en la iglesia. Hay muchas otras razones por las que el dinero no viene. Esas razones deben ser resueltas o una falta persistente de finanzas estará presente en la iglesia o en el ministerio. Pocas veces se habla de estas “otras razones”.
