Richard Adams nos enseña que el cristianismo bíblico es intensamente práctico, y especialmente en la enseñanza concerniente a la familia. La Biblia enseña muy claramente que cada miembro de la familia tiene deberes y responsabilidades ante Dios. Dios es glorificado, el Evangelio es honrado, y la familia es fortalecida y fructífera en una manera sin precedentes, cuando se sujeta al orden bíblico. En este libro Adams se enfoca en los hijos y los padres y sus deberes mutuos.