Esta historia dibuja de manera nítida el despertar adolescente a la vida, el sexo, el alcohol, las drogas; pero sobre todo muestra los caminos certeros que el verdadero amor puede recorrer para realizarse, no importa si para ello es necesario hacerle frente a la doble moral, y asumir con entereza la locura o la muerte. Valentina era un ángel; Antonio su guardián.