El narrador y protagonista de este relato vive solo en una casa situada en un remoto pueblo deshabitado, y está dispuesto, según nos confiesa desde la primera frase, a desaparecer. Durante su espera, sólo una lucecita que se enciende cada noche, en algún lugar del lado opuesto del valle, perturba su tranquilidad. Para resolver ese misterio tendrá que romper su aislamiento y recorrer una vegetación espesa y hostil, poblada por animales salvajes. Al llegar al origen de la luz, se encuentra con un niño que parece salido de otra época, incluso de otro planeta. Los encuentros entre el adulto y el niño supondrán la culminación de una búsqueda que habrá llevado al protagonista a plantearse (y a plantearnos también, de la mano de la literatura) el sentido de la existencia, el profundo misterio del universo. Estamos ante una novela breve pero de gran intensidad, que nace de la zona más oscura de nuestro dolor de seres vivos, de esa «caja negra» que cada uno de nosotros lleva en su interior. Desarrollada con un estilo poético que bebe de la trágica visión de la naturaleza leopardiana, con ecos del universo kafkiano en algunos episodios, y que se desborda en un desenlace que está a la altura del mejor Rulfo, la novela de Moresco (Premio Castiglioncello 2013) representa una inmejorable oportunidad para acercarse a un escritor que día a día ha ido haciéndose un lugar en la primera línea del panorama de la novela italiana de nuestro siglo.