Pocas obras se explican tan bien desde la biografía de su autor como la de Francis Scott Fitzgerald. Nadie como él encarnó la euforia de la Era del Jazz y, posteriormente, la depresión del Crack del 29. Conoció el éxito temprano y fulgurante y sin embargo en sus últimos años sufrió el fracaso y el olvido. Aunque Fitzgerald siempre consideró sus cuentos literatura alimenticia, vistos con la perspectiva del presente constituyen una parte fundamental de su obra y se inscriben en la gran tradición cuentística de los Estados Unidos. Esta antología recoge los mejores cuentos de sus distintas épocas.