Antiguo Egipto, periodo intermedio. Neferad llora la muerte de su abuelo en una de las guerras del faraón, pero su duelo será corto. En breve marchará de su casa para convertirse en sacerdotisa de Isis. Algo que no desea ser, pues preferiría quedarse en casa junto a su madre y sus hermanas y esperar a su padre, también en el frente. Todo se complicará aún más cuando comprende que siente algo por su esclavo Serq; lo que sería una relación prohibida. En la actualidad. El abuelo de Carlos ha fallecido; a la pena por su desaparición se une la tensa relación entre la esposa del difunto y la madre del muchacho, que nunca aceptó ese nuevo matrimonio. Cuando la anciana se presenta en casa de Carlos lo que parece ser una antigüedad egipcia de origen desconocido, la figura de su abuelo se cubrirá de sombras. Menos mal que en breve llegará Elena, su novia, que tras lesionarse durante su formación en una compañía de ballet holandesa, va a pasar la convalecencia en Zaragoza.